En mi recorrido por España, me encontré con algunos casos muy curiosos y otros realmente polémicos de ejecución de estrategias de precios. Algunos muestran enfoques inteligentes y otros señalan lo que nunca deberíamos hacer con nuestros precios. Aquí sigue mi selección de casos.  

Una imagen muy bizarra. Una joyería ubicada en la emblemática avenida Gran Vía de Madrid, anunciaba, y con un cartel bastante desprolijo, “Promoción de diamantes”. Evidentemente sus dueños nunca analizaron el impacto de la palabra “promoción” en un producto tan exclusivo y aspiracional como los diamantes. Nunca mejor representado en impacto negativo que pueden tener los descuentos en situaciones equivocadas.

 

 

Agresivo es poco. Sabemos que existen mercados muy competitivos, donde las guerras de precios son muy frecuentes. Esto ocurre particularmente en situaciones donde los productos y servicios se han comoditizado, de tal manera que el precio aparece como el único factor para atraer clientes. Por supuesto que ninguna empresa desea entrar en una guerra de precios, sin embargo, esta aseguradora española parece ser la excepción debido al mensaje de sus publicidades.

 

 

El factor Messi. El crack rosarino es toda una eminencia en el mundo del fútbol, y por supuesto esto se refleja en los precios. Sin embargo, en esta situación el “factor Messi” tiene una dimensión sorprendente. En la tienda oficial del FC Barcelona, en un centro comercial, la camiseta con el número y nombre de Messi sale €18 más o 21% extra, que el mismo modelo sin estas inscripciones. El factor costo, por supuesto, es totalmente irrelevante.

 

Descuentos “last minute” Es una práctica que suelen aplicar con frecuencia las aerolíneas, cuando tienen asientos sin vender cerca del momento de la partida del vuelo, pero también existen ejemplos en otros ámbitos. Este es el caso de Tiquet Rambles en Barcelona, que ofrece importantes descuentos a quienes compren tickets para espectáculos, 3 horas antes del comienzo de los mismos. Por supuesto que este descuento especial tiene un “precio”, y es la posibilidad de elegir sólo entre aquellas opciones donde existen remanentes.

 

Precios para ir al oculista. ¿Qué precio ven? Evidentemente este cartel no es para clientes desprevenidos, ni para aquellos con problemas en la vista. Los ” 99 centavos o céntimos” que se encuentran en una tipografía minúscula suman casi 25% al precio comunicado en tipografía gigante. Este tipo de comunicaciones induce intencionalmente a errores. El (mal) ejemplo es de una tienda de la cadena Lefties en Barcelona.

 

¿En serio? El crecimiento de los hábitos saludables y la intención de llevar una vida sana han sido aprovechados por las empresas, que han lanzado nuevos productos alineados con esta tendencia. Por ejemplo, son muchas las opciones light de alimentos o bebidas. Generalmente este tipo de versiones tienen un precio superior, dado que apuntan a clientes que valoran de manera particular el estilo vida sano, y no necesariamente por menores costos. Sin embargo, Starbucks en España parece haber ido demasiado lejos con este razonamiento, el frapuccino light, que es un poco más caro que el tradicional, es una verdadera burla para el consumidor. Por lo menos eso transmite esta imagen.

 

 

Precios oscuros: Barcelona vs Madrid La transparencia es un factor fundamental de cualquier política de precios, pues permite comprender a los clientes la lógica detrás de lo que están pagando. Esto es precisamente lo que no ocurre en el siguiente caso.

Los taxis en Barcelona tienen un esquema de tarifas segmentadas bastante complejo, al menos para aquellos que visitan la ciudad ocasionalmente, como por ejemplo los turistas. El taxista puede añadir a la tarifa de cada viaje un “cargo extra” en forma manual por conceptos tan diversos como: maletas, pasajero adicional (si son más de 4), puntos de partida especiales (estación de trenes, aeropuerto, terminal de cruceros). Me ha tocado discutir más de una vez con taxistas, que valiéndose de este agregado manual de “cargos extra” suelen cobrar adicionales según la cara del turista.

En Madrid, han subsanado parcialmente esta falta de transparencia, definiendo una tarifa fija para cualquier traslado desde o hacia el aeropuerto. Y se encargan de comunicarlo muy bien, ya que saben que este tema genera alta incertidumbre especialmente en los turistas. La tarifa, es bueno aclararlo, es bastante alta, pero al menos el cliente sabe que no ha sido manipulado.

 

Si te gustaron estos casos, no te pierdas Las estrategias de precios para destacar de mis viajes a España.